Aventura: "Estimados familiares". Un esqueleto para Haunted House.

"Esqueleto" es como llamamos aquí en mi casa a esas ideas de aventura bosquejadas con algunas ideas, apuntes, frases sueltas y personajes y poco más, sobre las que luego improvisas una aventura entera. Sobre todo por las connotaciones siniestras de la palabra esqueleto, llamo así a las aventuras sin terminar de este estilo para Haunted House. Y cuando las dejo mucho tiempo sin usar, encerradas en su cuaderno, las paso a llamar "esqueletos en el armario", expresión yanquinosa que siempre me ha gustado.

Cada árbitro tiene su forma de hacer un esqueleto: los hay que parten de un esquema general de la partida y sobre ello inventan todo. Otros hacen un listado de personajes e intenciones, método que se adapta bien a roles en vivo. Yo soy de usar o bien escenas muy visuales ("Carne", por ejemplo, nació de juntar dos de mis lugares favoritos de la infancia) sobre las que luego invento la trama o bien creo la historia previa al comienzo de la aventura, escribiendo algunas ayudas de juego que deberán encontrar los jugadores y luego improviso cómo las encuentran y los obstáculos para ello.

Ese es el caso del que os presento hoy, un esqueleto en el armario que vienen a ser varias ayudas de juego sobre las que se monta una historia pasada bastante obvia (y reconozco que no muy original, tiene muchísimo del Dr. Herbet West) pero que es lo bastante abierta para que los personajes jugadores puedan ser Estudiantes (habitantes del pueblo), Profesionales (herederos de Velasco) u Oficiales (policía investigando las muertes). Velasco puede haber "muerto" hace unos días como hace veinte años y su investigación puede estar en su casa o haber sido donada ya a una institución que esté trasteando con ella. Además, se hace referencia a El Espinar, localidad donde transcurre Carne, por lo que siempre podéis usar este contenido para hacer una aventura previa o posterior a aquella. Dadle el uso que queráis, es toda vuestra. Espero que os sirva al menos para llenar una tarde suelta.

Carta adjunta al testamento de Luis Velasco

Estimados familiares, panda de buitres:

Ni me habéis venido a visitar, ni habéis hablado conmigo desde hace años. No obstante, estoy seguro que hoy os tendré sentados enfrente de mi abogado. Dado que no he conseguido encontrar a nadie a quien merezca legar mis bienes, supongo que no puedo evitar que os llenéis los bolsillos con vuestro familiar lejano.

Vayamos por partes: en el banco, en el número de cuenta que mi abogado conoce, hay veintitresmil euros. Repartidlos como os dé la gana, una vez hayáis liquidado las deudas que tengo pendientes, que son pocas. Siempre he sido un hombre sensato y frugal en mis gastos, al contrario que vosotros.

Respecto de mis posesiones mobiliarias e inmobiliarias, superan con mucho en valor a esa cifra. No me viene en gana haceros una lista ni la tiene mi abogado. Ocuparos vosotros, panda de vagos.

Para terminar, como quizá sepáis, llevo mucho tiempo trabajando en un proyecto científico personal. ¿Os preguntábais dónde estaba esa supuesta fortuna? He invertido la mayoría en concluir esa investigación. ¿Entraño? ¿Locura? ¡Qué pequeña es vuestra mente! Sabed que he dejado instrucciones a mi abogado para que todos los documentos relacionados con este avance científico sean entregados solo a la persona que él designe, aquella que, a su criterio, sea la que tenga más probabilidades de llevar a buen puerto los extraordinarios desarrollos prácticos que mi descubrimiento augura. En manos privadas, proporcionará millones de euros de beneficio a su poseedor.

Bien, esto es todo. Ahora, id a por mi cadáver testamentario y repartidlo como buenamente queráis. Quedaos con el dinero que vosotros mismos fuísteis incapaces de ganar, panda de incompetentes.


Noticias de periódico relativas a las extrañas muertes en El Espinar.


27.11.1981: se denuncia el allanamiento durante la noche del cementerio de la localidad de El Espinar y el robo del cadáver del difunto Alberto Zúñiga, enterrado solo tres días antes. La policía especula que los profanadores habrían elegido esa tumba por ser reciente.

16.10.1982: se denuncia la desaparición de una persona accidentada en las inmediaciones del pueblo de El Espinar. La guardia civil encontró un vehículo fuera de la carretera que tras chocar contra un cercado de piedra habría quedado en estado de siniestro total. Los agentes no fueron capaces de encontrar al conductor, pero sí un brazo amputado. Por su estado, la pérdida del brazo se debe atribuir al propio accidente. Según las autoridades, las señales en el lugar del suceso apuntan a que el herido fuera recogido en el acto por otro automovilista, pero no hay constancia de su ingreso en hospital alguno.

20.05.1983: una joven de la localidad de El Espinar ha resultado herida de gravedad durante un ataque. La joven ha descrito a su atacante como una persona de rasgos extranjeros que por su aspecto hubiera pasado mucho tiempo a la intemperie sin acceso a recursos básicos. El atacante parecía trastornado. Como resultado del ataque, la joven ha perdido la mano izquierda, que según ella el agresor le arrancó con sus propios dientes antes de huir llevándosela.

18.06.1983: los diarios informan del robo de un cadáver en el tanatorio de la ciudad de Segovia, el del profesor de matemáticas Luis Velasco, fallecido la madrugada del mismo día de un ataque cardiaco repentino.


Documento fechado el 23 de mayo de 1981.


Se trata de una petición escrita. Luis Velasco solicita a una mina de mineral de Normandía el envío de un material al que solo se identifica como "materia azul" y que tendría unas propiedades "muy específicas" que no se describen pero habían llamado la atención del Instituto Geológico Francés. En teoría todo el material habría sido enviado al Instituto, pero el capataz de la mina se habría guardado algo para sí mismo y el señor Velasco le ofrecía en la carta 3.000 euros por esos restos.


Diario de Luis Velasco.


01.01.1979: Todo gira, más o menos, alrededor de la posibilidad de que la naturaleza, siendo una entidad puramente mecanicista y sin alma, pudiera proporcionarnos la manera de poner en marcha la maquinaria orgánica de un ser humano mediante una acción química calculada.

15.06.1979: He tenido que buscar ejemplares de animales más frescos y mi mezcla de plasma parece mencionar mejor en estos casos. No obstante, no soy tan obtuso como para creer que esos movimientos, mecánicos, torpes y carentes de voluntariedad sean verdadera vida. No estoy hablando de generar un alma, pero sí de lograr algo más que un repugnante animal que se tambalea, cada vez menos, hasta que cae inerte, aún capaz de evitar la putrefacción, pero sin voluntad alguna de moverse.

29.11.1981: El cadáver no estaba lo bastante fresco. Es evidente que para restablecer las condiciones mentales normales del mismo cadáver debe ser fresco, del todo. Por otra parte, el incendio de la vieja casa me ha impedido desenterrar el ejemplar o recuperar las muestras de material azul. Mientras no encuentre más, mis investigaciones deberán seguir un recorrido más teórico.

03.09.1982: Por fin, la investigación avanza verdaderamente. La solución no puede tener el mismo efecto en conejillos de indias que en humanos. Además, maldita sea, no consigo encontrar algo que pueda ser considerado de verdad fresco. Me pregunto...

15.10.1982: He tenido mucha suerte con el último ejemplar. Era fresco de verdad, recogido del mismo lugar del accidente. Abrió los ojos y me observó con una mirada lúcida antes de que la solución sanguínea fallase. Tal vez, de haber estado entero...

20.04.1983: He vaciado todo el revólver sobre mi demencial visitante. No esperaba algo así, no lo esperaba. Se trataba tan solo de un inmigrante, un ilegal al que nadie iba a echar de menos. Nadie. Después del experimento y pese a ser el cadáver más reciente que había tenido unca, volvió a quedar inmóvil. Pero me despertaron golpes en la puerta de casa a medianoche.  Bajé armado , porque no me fiaba ni de los delincuentes a los que había pagado por el cuerpo; de ellos, menos que de nadie, en realidad.

Abrí la puerta. No eran ellos. Recortándose contra la luz de una farola defectuosa, tililante, había un ser enorme y deforme, inconcebible salvo en una alucinación; una aparición de ojos vidriosos, pellejo oscuro, agachado hasta casi andar a cuatro patas, cubierto de hojas, sucio de ramas y barro. Sostenía entre los dientes un desecho amputado, terrible, blanco como la nieve, una mano de mujer arrancada.

Disparé seis veces. Los vecinos, alertados por el ruido, llamaron a la policía, han pedido muchas explicaciones. Zorros. Un jabalí. Alguna alimaña bajada del monte.

18.06.1983: Me encontraba en el laboratorio, observando la figura blanca e inmóvil. El compuesto que había inyectado había dado un resultado positivo, extraordinario, de hecho. Comenzó con un temblor en las muñecas y un levísimo color en las mejillas. Comprobé que tenía, en efecto, pulso. Le siguieron unos cuántos espasmos y luego una respiración audible. Los ojos se abrieron, el pecho subía y bajaba. Me miró. Le pregunté "¿Dónde has estado?" Me contestó, pero no con palabras, sino con el movimiento de sus labios, pues aún no podía hablar. Me pareció entender "sólo ahora".

De repente pareció cobrar conciencia de golpe de su situación, irguiéndose y manoteando hacia mí, como horrorizado. Y gritó, esta vez pudo; articuló una frase antes de caer a plomo al suelo, inerte una vez más. "¡Aparta la aguja!" fue lo único que consegui entender de sus gritos.

14.09.1984: Este será el ejemplar más fresco, sin duda. Por fin esta investigación me va a beneficiar directamente. Lo he hecho confirmar dos veces y estoy seguro; no quería correr un riesgo innecesario. Cáncer de páncreas, muy poco tiempo. Pero yo no soy un pobre desgraciado al que no vayan a echar en falta si desaparezco sin más. Debo cubrir mis pasos.

Imagen: David Robert Bliwas (licencia cc by)

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