Marcharse
Le vieron marcharse, asomados a las ventanas de la fachada. -Le han puesto en la calle.- comentaba uno desde el rellano, apagando su colilla en la maceta del geranio. -Iba siendo hora. Le vieron marcharse con sus dos bolsas de deporte pasadas de moda llenas de ropa por lavar y seguido de su perrillo negro sin collar que le seguía contento de dar un paseo extra. Dentro seguían los murmullos. - Era su perro el que orinaba en la escalera. Esta gente es muy sucia. Qué gente? Estos, ya sabes. ¿No vivía una chica con él? Por ahí baja. Se acabará de levantar. ¿A estas horas? Se pasa toda la noche fuera. ¿Trabajando? Ya me gustaría saber dónde. ¿Y ese olor? Se habrá dejado las ventanas abiertas. Cocinan cada porquería. Y el riguitón o como se llame eso siempre a todo volumen. ¿Tú le dijiste algo? Yo nunca. Como para bajar a casa de ese, a saber lo que me hace. No, qué voy a ser racista. El que es mal vecino es mal vecino. Antes aquí sólo vivía buena gente. Le vieron marcharse y cruz